noviembre 26, 2006

Tiempo de Adviento, tiempo de espera y preparación

Todos los hombres y mujeres vivimos siempre en espera, y la espera significa esperanza, confianza, ya sea en algo o en alguien; y si vivimos en ese permanente estado es porque queremos darle un significado más interesante a nuestras vidas.

Cuando se acerca el fin de año normalmente las pequeñas o grandes empresas se dedican a hacer balances y esperarán siempre buenos resultados, los escolares esperan ser promovidos de curso, los universitarios haber aprobados todos los ramos, el trabajador espera sus vacaciones, y porque no, un reajuste digno de su sueldo. Si hacemos un pequeño ejercicio nos daremos cuenta que todo el día, y, todos los días esperamos algo. Una futura mamá desde que sabe que esta embarazada cambia un poco su forma de ver la vida, hay más cuidados, más control en los alimentos, mas sensible a todas las cosas, en fin hay una preocupación por esa vida nueva que esta esperando nacer.
A partir del 3 de diciembre y hasta Navidad, la Iglesia comienza a vivir Adviento. Para el cristiano tiene que ser un tiempo de preparación del corazón para la espera prometida por Cristo, que es su segunda venida.

Por lo tanto Cristo no es algo, sino alguien a quien esperamos, de hecho en nuestras celebraciones Eucarísticas decimos todos los días Ven Señor Jesús (Apocalipsis 22, 20) añorando ese encuentro con el Hijo de Dios. Como podemos ver nuestra vida de fe nos confirma una realidad futura, pero a su vez necesitamos prepararnos en este tiempo mejorando nuestra relación con Dios, con el prójimo, y con nosotros mismos.

Las cuatro semanas de Adviento debe incluir mucha oración, lectura de la Palabra de Dios, gozo de los sacramentos, especialmente de la confesión. Adviento es un tiempo penitencial, marcado por el color morado de los ornamentos litúrgicos

Para vivir más profundamente este tiempo, ayuda que aún estemos en el Mes de María. Ella fue elegida para ser la madre del Señor. Su misión es entregarnos a Jesús Salvador y a ella le confiamos este tiempo de preparación a la Navidad. A Jesús por María significa que ella es el camino para encontrar a Dios.

Extraído de documento del diácono Luis Castro. www.iglesia.cl

noviembre 13, 2006

Testimonios de nuestros Papas

Guillermo Donoso M., papá confirmado con los jóvenes.

Quiero compartir con ustedes algunas reflexiones sobre mi Confirmación, que viví de manera muy intensa en una edad ya madura de mi vida.

Antes de todo, quiero agradecer al Colegio la maravillosa oportunidad que nos brinda a los adultos apoderados que no hemos recibido este sacramento de poder unirnos a los jóvenes en su preparación. En caminos paralelos pero que nos llevan a un mismo lugar.

Quiero agradecer también a dos personas maravillosas que nos acompañaron en este proceso: Magdalena Varas y Andrés Espinosa, ellos tuvieron la bondad y la paciencia de pastores para guiarnos en el camino.

Para mi la palabra Confirmación tomó todo el valor que conlleva. Fue una confirmación de Fe, de sentirme cristiano, de sentirme parte de una Comunidad de Iglesia.

Fue significativo, porque se dio en el lugar donde renació mi Fe: en el Colegio Saint George. Fue en este Colegio, entre ustedes, con ustedes, en esta comunidad Georgiana, donde sentí fuerte de nuevo el llamado del Señor.

Fue en este Colegio, con la acogida del Padre Pepe a nuestra familia, donde comenzó este proceso. Aquí conocí sacerdotes que guían sabiamente, con fidelidad a Dios Padre.

Aquí sentí el llamado del Señor, por lo que al momento de la confirmación no dude en contestar AQUI ESTOY SEÑOR.



Magdalena Aninat
mamá de Magdalena Gómez, alumna del 4º Básico D, que hizo su Primera Comunión recientemente.

Me pareció una ceremonia muy emotiva llena de signos y símbolos, destaco algunos, la entrada de los niños y su inclinación ante el altar, la participación de varias familias durante la ceremonia, la prédica del rector, dirigida a los niños, en un lenguaje coloquial y cercano, la comunión misma donde cada niño y niña son acompañados por sus padres, cuando los niños cantan solos, el rezo a la virgen y tantos otros más.
Fue muy emocionante.
Rescato en la ceremonia y su organización el verdadero sentido georgiano, una religiosidad cálida, orientada a la acción, con un Dios cariñoso, cercano y misericordioso.
Los niños se portaron muy bien, estaban conscientes de lo que estaban viviendo, no se veían tensos, sino concentrados y muy compenetrados de lo que allí estaban viviendo.
En síntesis, me encantó, emocionante y mística.
Mil gracias por la organización y preparación de los niños y sus padres en todo este período, mi enorme gratitud y felicitaciones a todo el equipo que está en esto.


Andrés Espinosa y Magdalena Varas: Preparadores de Confirmación de Apoderados


Cuando me pidieron que escribiera algunas líneas contando como había sido mi experiencia conjuntamente con la Magdalena (mi esposa) de preparar a una mamá y un papá del colegio para su confirmación, mi primer recuerdo fue el “miedo” a no poder cumplir con las expectativas de esta inmensa responsabilidad.

En la homilía de la ceremonia de la confirmación monseñor Cristian Contreras habló del miedo que los apóstoles tenían una vez que Jesús había sido crucificado y muerto, ya que se sentían solos, desamparados y perseguidos. Jesús se les presenta y les dice “Paz a ustedes” y con estas palabras y mediante el Espíritu Santo, ellos sintieron la compañía de Jesús en sus corazones y el miedo desapareció.

Con la Magdalena sabíamos que si nos encomendábamos al Espíritu Santo, él nos acompañaría en este proceso, poniendo las palabras y los silencios en los momentos indicados.
Hoy en nuestras vidas tenemos muchos miedos, al fracaso, a la soledad, a la muerte, etc. todos estos miedos muy justificados según los tiempos que corren, pero son miedos que no nos dejan hacer lo que debemos hacer, ni decir lo que tenemos que decir, son miedos que nos paralizan y enmudecen.

Jesús nos regaló su paz y compañía, y con esto la fuerza para hacer de nuestras vidas, vidas activas, ágiles, alegres, comprometidas y valientes.
Después de vivida esta gran experiencia me hace mucho sentido las palabras que antes de terminar las misas los sacerdotes pronuncian “Vayan en la paz del Señor”.